Engaños y origen del cine: Parte II

La mente nos engaña y nos hace ver y sentir cosas que realmente no están allí. Estas percepciones tienen obviamente sus límites y pueden llegar a la locura pero ocurren en distintas medidas. Por ejemplo, las personas que pierden un brazo o una pierna siguen sintiendo que están allí, por eso son conocidos como miembros fantasma. El brazo o la pierna ya no está pero la persona los siente. Así también nuestra mente se queda por un instante también con las cosas que ya no están y que miró nuestro ojo: «la persistencia retiniana» hace que por un instante nos quedemos con la imagen que miramos y objetos que ya no están allí, el descubrimiento de este fenómeno generó los juguetes de los que hablé en el post anterior.

Hoy continuaré con los juguetes que engañan a nuestro ojo. Después del zootropo, el francés Émile Reynaud, inventó el praxinoscopio en 1877. Basándose en el diseño del zootropo, lo que hizo Reynaud fue colocar espejos en el centro del tamor así las figuras reflejadas cambian y generan la illusion de movimiento, así se formaba una menor transición entre los cuadros.

Praxinoscopio

El praxinoscopio funcionaba así:

Muybridge el autor de la imagen del blog, fue el inventor del siguiente aparato: el zoopraxinoscopio.

zooptraxinoscopio

El zoopraxinoscopio proyectaba imágenes situadas en discos de cristal que giraban y daban la impresión de movimiento. En los primeros proyectores las imágenes eran pintadas en el cristal. Posteriormente, se realizaban impresiones fotográficas y coloreadas a mano, estas imágenes animadas incluían secuencias de animales y humanos.

El zoopraxinoscopio es considerado uno de los antecedentes más importantes de los cinematografos desarrollados a finales del S.XIX

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